Nuestra
experiencia
Cada individuo es único, lo que nos impulsa a adaptar y personalizar cada propuesta para atender sus necesidades específicas.
Enrique Matarín
Servicios y curso de: Formación en coaching
Como psicólogo, coach y formador, he tenido la oportunidad de colaborar en diversos proyectos orientados siempre al bienestar de personas y equipos. Lo que más me apasiona de mi trabajo es que cada individuo es único, lo que me impulsa a adaptar y personalizar cada propuesta para atender sus necesidades específicas.
De entre las experiencias más significativas en mi trayectoria, destacaría un encargo que recibí de servicios sociales para impartir un curso de «formación en coaching» dirigido a personas en situación de desempleo de larga duración. Al principio, me sorprendió encontrarme con un grupo de participantes desmotivados, obligados a asistir sin demasiado interés. Sin embargo, a medida que avanzábamos en el proceso, fui testigo de una transformación inspiradora.
Gracias a las herramientas de la psicología coaching, logramos crear un entorno donde el aprendizaje y el desarrollo personal y profesional se convirtieron en una meta compartida.
Lo que comenzó como una obligación se transformó en un verdadero equipo de personas comprometidas, dispuestas a mejorar en todos los aspectos de sus vidas.
Al final del curso, no solo celebramos una valoración muy positiva, sino que también surgieron propuestas que superaron con creces el objetivo inicial del programa. Esa es la magia de la psicología con metodología coaching: la capacidad de generar cambios profundos y positivos, incluso en los contextos más desafiantes.

Àlex Vilà
Centrarse en el bien común: Metodología coaching
En el desarrollo de mi carrera como directivo y Consejero de empresas familiares he participado en multitud de situaciones donde se requería una toma de decisión. Más allá de la misma, la dificultad siempre se ha centrado en lidiar con su resultado.
Entre los encargos, destacaría aquel en el que un Grupo familiar trataba de tomar una decisión de si discontinuar o no una determinada actividad empresarial. Conocida la historia y el por qué habían llegado a este tenor, la dificultad se encontraba en decir “cerramos”.
En uno de los encuentros, variamos los roles y cambiamos los nombres de cada uno de los participantes y cuando nos dirigíamos a ellos lo hacíamos con el nombre de la persona que realmente ostentaba el cargo.
Después de un tiempo de acople y de cierta desorientación, aquella reunión empezó a fluir. Poco a poco, nuestras intervenciones dieron paso al reconocimiento de debilidades, miedos y el porqué de las cosas.
Al final de la reunión y por unanimidad la decisión fue la programada y la que todos tenían en mente. Nuestro papel fue el de facilitadores. De meros acompañantes y de guías. El trabajo lo realizaron ellos. Aplicando esta metodología de coaching y una visión humanista, el equipo, además, salió reforzado.

